EL SEÑOR REINA

 

ESCUELA SABÁTICA

«Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno». Salmo 139:23, 24

EL SEÑOR REINA

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Salmos 8; 100; 97; 75; 105:7-10; Gálatas 3:26-29; Salmo 25:10.

PARA MEMORIZAR:

“El Señor reina, se vistió de majestad. El Señor se vistió, se ciñó de fortaleza. Afirmó el mundo, y no se moverá” (Sal. 93:1).

Salmos sostiene inquebrantablemente la creencia fundamental en el reinado soberano de Dios. Sus leyes y sus estatutos son buenos y dan vida a quienes los cumplen. El Señor es un Juez justo que se asegura de que el mundo permanezca bien ordenado, y lo hace recompensando a los justos y castigando a los impíos, El pacto de Dios con Israel desempeña un papel especial en la redención del mundo, porque anuncia la salvación del Señor.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Dios invita a los hombres a verle en las maravillas de los cielos. «Levantad en alto vuestros ojos —dice— y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio» Isaías 40:26.

Mientras las estudiamos, los ángeles del cielo estarán a nuestro lado para iluminar nuestra mente, y protegerla contra los engaños de Satanás, Nuestro Dios tiene a su disposición el cielo y la tierra y sabe exactamente lo que necesitamos. Solo podemos ver hasta corta distancia delante de nosotros; más «todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta». Hebreos 4:13.

Cuando se fija la atención sobre la cruz de Cristo, todo el ser se ennoblece. El conocimiento del amor del Salvador subyuga el alma, y eleva la mente por encima de las cosas del tiempo y los sentidos. Aprendamos a valorar todas las cosas temporales a la luz que brilla de la cruz

EL SEÑOR NOS HIZO

Lee Salmos 8 y 100. ¿Cómo se describe a Dios y a las personas en estos salmos? ¿Qué revelan acerca del carácter de Dios?

“¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, y el hijo del hombre para que lo tomes en cuenta?” (Sal. 8:4). ¿Cuál es tu respuesta a Dios como tu Creador? Cuando Dios llama a las estrellas por su nombre (Sal. 147:4), ¿cuánto más crees que Dios se preocupa por ti?

La Creación desempeña un papel crucial en Salmos, al defender la soberanía de Dios. Los cielos, que son “obra de sus manos”, proclaman su gloria y su poder (Sal. 19:1-4; 97:6). El nombre de Dios es majestuoso en toda la Tierra (Sal. 8:1, 9). El Señor lo ha creado todo; no tiene principio (Sal. 93:2) ni fin (Sal. 102:25-27).

Salmo 100:3 ataca una forma sutil de idolatría: la autosuficiencia, subrayando que Dios nos hizo, “y no nosotros a nosotros mismos” (RVR 1960). además hizo del antiguo Israel “pueblo suyo […], ovejas de su prado” (Sal. 100:3). La noción de que son “pueblo suyo” y “ovejas de su prado” revela el deseo de Dios de mantener una estrecha relación con su pueblo.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

«¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la tierra! Te alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón; contaré todas tus maravillas». Salmo 8:9; 9:1 (Testimonios para la iglesia, t. 3, p. 416).

El poder de Dios, en constante ejercicio, hace que la tierra conserve su posición en su rotación. Es Dios quien dispone que el sol salga y se levante en los cielos. Es Dios quien abre las ventanas de los cielos y da la lluvia (El ministerio de curación, pp. 323, 324).

«La enfermedad, el padecimiento, y la muerte son obra de un poder enemigo. Satanás destruye; Dios restaura», [S]somos responsables ante Dios porque derivamos nuestra vida de él. No la obtenemos de la humanidad, sino solo de Dios. Somos suyos por la creación y por la redención.

EL SEÑOR REINA

Lee Salmo 97. ¿Qué caracteriza el reinado del Señor? (Sal. 97:2, 10). ¿Cuál es el dominio de su reinado? (Sal. 97:1, 5, 9). Importantes salmos 97:912 “Los que aman al Señor, aborrezcan el mal” (Sal. 97:10). ¿Por qué nuestro amor a Dios debe hacernos odiar el mal? ¿Cómo se relacionan estos dos conceptos?

La declaración “El Señor reina” se proclama solemnemente en Salmos 93:1, 96:10, 97:1 y 99:1, pero sus ecos se escuchan en todo el libro de Salmos. El Señor está revestido de honor, majestad y fuerza (Sal. 93:1; 104:1). Está rodeado de nubes y tinieblas (Sal. 97:2), pero también se cubre “de luz como de un vestido” (Sal. 104:2).

El reinado del Señor se demuestra en sus obras de creación (Sal. 96:5), salvación (Sal. 98:2) y juicio (Sal. 96:10). El Señor establece su reinado sobre todo el mundo (Sal. 47:6-9). El Reino de Dios es un reino eterno, sin parangón en poder y majestad (Sal. 45:6; 93:1, 2; 103:19).

El reinado del Señor es desafiado constantemente por los impíos, que niegan al Señor, se burlan de él y oprimen a su pueblo (Sal. 14:1; 74:3-22). Aunque se ve desafiado por la prosperidad de algunos impíos y turbado por la “indulgencia” de Dios, el salmista confía en el gobierno soberano de Dios y continúa deleitándose en la seguridad de los justos juicios de Dios (Sal. 68:21; 73:17-20).

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Mediante el plan de salvación ha de cumplirse un propósito más amplio aunque la salvación del hombre y la redención del mundo. Por medio de la revelación del carácter de Dios en Cristo, se manifestaría ante el universo la benevolencia del gobierno de Dios, se refutaría la acusación de Satanás, se manifestaría la naturaleza del pecado y se demostraría plenamente la perpetuidad de la ley de Dios.

El apóstol Pablo exclama: «¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán incomprensibles son sus juicios, e inescrutables sus caminos!» Pero aunque «nubes y tinieblas están alrededor de él»; «justicia y juicio son el asiento de su trono» Romanos 11:33; Salmo 97:2; 89:14 (VM).

DIOS ES EL JUEZ

Lee Salmo 75. ¿Por qué es vana la jactancia de los impíos? Importante del 7-10, Salmos nos llama a alegrarnos a la espera de los juicios de Dios (Sal. 67:4; 96:10-13; 98:4-9). ¿En qué medida el juicio de Dios es una buena noticia para quienes están cubiertos por la sangre de Cristo?

Como Rey soberano, el Señor es también Legislador (Sal. 99:7) y Juez (Sal. 98:9; 97:2). Los impíos amenazan constantemente el orden justo que Dios estableció en el mundo, pero el Señor juzgará al mundo y pondrá fin al dominio del mal (Sal. 75:8-10; Sal. 96:13).

En Salmo 75, varias imágenes describen la destrucción irrevocable de los impíos. La imagen de una copa con vino tinto (Sal. 75:8) transmite la intensidad de la furia de Dios (Jer. 25:15; Apoc. 14:10). El corte de los cuernos de los impíos representa el fin de su poder y dominio, mientras que el poder de los justos será exaltado (Sal. 75:10). Dios tiene un “tiempo designado” (Sal. 75:2) para su juicio. Este juicio ejecutivo claramente tendrá lugar al final de los tiempos (Sal. 96:13; 1 Cor. 15:23-26)

¿Cómo funciona?

En primer lugar, Dios libera a su pueblo de los impíos (Sal. 97:10; 146:9) y corona a los humildes con la salvación (Sal. 149:4). En segundo lugar, los impíos que no se arrepienten son destruidos para siempre (Sal. 97:3).

El Señor es también un Dios que perdona, aunque castiga las maldades de la gente (Sal. 99:8). El pueblo de Dios, no solo los impíos, dará cuenta a Dios (Sal. 50:4; 135:14). El salmista clama a Dios para que lo juzgue, pero confía en la justicia de Dios para que lo defienda (Sal. 7:8-11; 139:23, 24).

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Cuando venga Cristo, la tierra temblará delante de él, y los cielos se enrollarán como un pergamino, y todo monte y toda isla se removerá de su lugar. «Vendrá nuestro Dios, y no callará; fuego consumirá delante de él, y tempestad poderosa le rodeará. Convocará a los cielos de arriba, y a la tierra, para juzgar a su pueblo. Juntadme mis santos, los que hicieron conmigo pacto con sacrificio. Y los cielos declararán su justicia, porque Dios es el juez». Salmo 50:3-6.

El carácter tiene que ser probado, de lo contrario habría muchos cristianos espurios que mantendrían una limpia apariencia de religión hasta que sus inclinaciones, sus deseos para hacer su propia voluntad, su orgullo y ambición, fueran contrariados. Cuando, por la autorización del Señor, les vienen pruebas agudas, su falta de religión genuina, de la mansedumbre y humildad de Cristo, los muestra necesitados de la obra del Espíritu Santo…

SE ACUERDA SIEMPRE DE SU PACTO

El tema del Juicio de Dios suscita una pregunta importante: ¿Cómo pueden los creyentes tener paz con Dios y la seguridad de la salvación en el momento del Juicio? Lee Salmos 94:14; 105:7-10; y Daniel 7:22. Importante ¿Qué tenemos en Jesús, que demuestra por qué estas promesas hechas al antiguo Israel pueden aplicarse ahora a nosotros? (ver Gál. 3:26-29).

El pueblo de Dios está seguro, porque el Señor puso su morada en Sion (Sal. 76:1, 2) y estableció su Pacto eterno con él como su posesión preciada (Sal. 94:14; 105:8-10). Dios no se limita a prometer que no rechazará a su pueblo del Pacto, sino que obra activamente para mantenerlo seguro en él. Perdona sus pecados (Sal. 103:3); instruye, bendice y fortalece a su pueblo (Sal. 25:8-11; 29:11; 105:24). Los juicios de Dios se realizan para hacer volver al pueblo a la justicia y demostrar que Dios cuida de él (Sal. 94:8-15).

Dios estuvo allí. Condujo providencialmente a José a Egipto, y por medio de él salvó a su pueblo y a las naciones de aquella región durante la grave hambruna (Sal. 105:16-24). El Señor levantó a Moisés para que sacara a su pueblo de la esclavitud en Egipto, con señales y prodigios en su favor (Sal. 105:25-38).

El Señor concedió a su pueblo la Tierra Prometida (Sal. 105:11, 44) y su protección continua (Sal. 105:12-15). Lo multiplicó (Sal. 105:24), lo libró de sus opresores (Sal. 105:37, 38) y proveyó para sus necesidades diarias (Sal. 105:39-41).

En este pacto, la principal vocación de Israel es permanecer fiel al Pacto, observando las leyes de Dios (Sal. 78:5-7; 105:45). el Señor desea que todas las naciones se unan a su pueblo, Israel (Sal. 105:1, 2). El mundo está así seguro en la alianza protectora del Dios todopoderoso y misericordioso (Sal. 89:28-34).

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Se lo llama el pacto eterno, porque el plan de salvación no fue concebido después de la caída del hombre, sino que «se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, pero que ha sido manifestado ahora, y… se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe». Romanos 16:25, 26 (A fin de conocerle, p. 368).

Por lo tanto, los hombres deben ser cuidadosos de no causar tristeza o pena a uno de los pequeños de Dios por medio de sus palabras o acciones. Si el pequeño gorrión… no cae al suelo sin que lo advierta nuestro Padre celestial, seguramente son preciosas las almas de aquellos por quienes Cristo murió. ¿Y no juzgará él a quienes causan dolor o chascos a aquellos por quienes Cristo dio su vida?

SUS TESTIMONIOS SON MUY FIRMES

Lee Salmos 19:7; 93:5; 119:165; 1:2 y 6; 18:30; y 25:10. ¿Qué hilo conductor tienen todos ellos? Importante Isaías 55:13; 35:1

Los testimonios (en hebreo edut, ‘decreto’, ‘ley’) se refieren al conjunto de leyes y ordenanzas con las que el Señor gobierna la vida religiosa y social de su pueblo (Éxo. 32:15). Son “muy firmes” (Sal. 93:5) y reflejan la estabilidad y permanencia del Trono de Dios y del mundo que el Soberano creó y sostiene (Sal. 93:1, 2). La palabra hebrea traducida como “firme” (de la que deriva la palabra española amén) transmite la noción de fiabilidad, fidelidad y firmeza (2 Sam. 7:16; 1 Crón. 17:23). Las leyes de Dios son inmutables e indestructibles.

la Ley de Dios, que les proporciona estabilidad y seguridad, y su corazón está firme (en hebreo, najón también significa ‘estar firme’, ‘estar seguro’) en el Señor (Sal. 112:1, 6, 7). Nada hace tropezar a los que guardan la Ley de Dios (Sal. 119:165), lo que implica la protección y la conducción de Dios en la vida (Sal. 1:2, 3, 6).

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Esa ley de los diez preceptos del amor más grande que pueda ser presentado al hombre es la voz del Dios del cielo que habla al alma la promesa: «Haz esto, y no quedarás bajo el control y dominio de Satanás». No hay nada negativo en aquella ley aunque parezca así.

[El] salmista declara: «Mucha paz tienen los que aman tu ley; y no hay para ellos tropiezo». Salmo 119:165. Los hombres no pueden fabricar la paz. El único poder que puede crear o perpetuar la paz verdadera es la gracia de Cristo. Cuando esta esté implantada en el corazón, desalojará las malas pasiones que causan luchas y disensiones. Al morar el alma en la atmósfera pura del pensamiento santo, se transforma por su comunión con Dios mediante el estudio de su Palabra. La verdad es tan amplia, de tanto alcance, tan profunda y tan ancha, que el hombre se anonada. El corazón se enternece y se rinde a la humildad, la bondad y el amor.

 

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