EL FUNDAMENTO DEL GOBIERNO DE DIOS

 

EL FUNDAMENTO DEL GOBIERNO DE DIOS

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Apocalipsis 14:6–12; Eclesiastés 12:13, 14; Proverbios 28:9; Daniel 7:25.

PARA MEMORIZAR:

 “Entonces el dragón se airó contra la mujer, y fue a combatir al resto de sus hijos, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesús” (Apoc. 12:17).

Mediante el estudio intensivo de la Biblia, los adventistas llegaron a comprender el significado de la Ley en el Lugar Santísimo del Santuario celestial. Al analizar la esencia de la Ley de Dios, descubrieron también el significado del sábado, el cuarto Mandamiento.

EL SANTUARIO Y LA LEY

Lee Apocalipsis 11:19; Éxodo 25:16; 31:18; y Apocalipsis 12:17. ¿Qué indican estos versículos que había en el Arca del Pacto en el Lugar Santísimo del Santuario?

El Día de la Expiación era un día de juicio. A todo Israel se le ordenaba participar de este acontecimiento mediante el arrepentimiento, el examen de conciencia y la abstención de todo trabajo (ver Lev. 23:29-31). Solo ese día el sumo sacerdote entraba en el Lugar Santísimo para hacer expiación por el pecado. Allí, en el compartimento más íntimo del Santuario, estaba el Arca del Pacto. pero el Día de la Expiación muestra que el pecado se recuerda hasta el día del Juicio (Heb. 10:3) y que realmente solo podía ser eliminado mediante la fe en la sangre de Cristo para limpiar el pecado (1 Ped. 1:18, 19). Allí, en la presencia de Dios, la misericordia y la justicia se combinan maravillosamente.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Juan dice en el Apocalipsis: «El templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo» (Apocalipsis 11:19). Juan vio en visión al pueblo del Señor que esperaba su venida y que buscaba la verdad. En la proclamación del mensaje del tercer ángel aparecen en escena los que reciben esta luz (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 4, p. 1173).

En él vi un arca, cuya cubierta y lados estaban recubiertos de oro purísimo. En cada extremo del arca había un hermoso querubín con las alas extendidas sobre el arca . . . Dentro del arca estaba el vaso de oro con el maná, la florida vara de Aarón y las tablas de piedra, que se plegaban la una sobre la otra como las hojas de un libro. El santo sábado resplandecía, rodeado de un nimbo de gloria. Vi que el mandamiento del sábado no estaba clavado en la cruz, pues de haberlo estado, también lo hubieran estado los otros nueve, y tendríamos libertad para violarlos todos, así como el cuarto. Vi que, por ser Dios inmutable, no había cambiado el día de descanso; pero el papa lo había transferido del séptimo al primer día de la semana, pues iba a cambiar los tiempos y la ley (Primeros escritos, pp. 32, 33).

LA INMUTABILIDAD DE LA LEY DE DIOS

Lee Mateo 5:17 y 18; Salmo 111:7 y 8; Eclesiastés 12:13 y 14; 1 Juan 5:3; y Proverbios 28:9. ¿Qué enseñan estos pasajes bíblicos sobre la relación del cristiano con la Ley?

Los adventistas del séptimo día siguen los pasos de los reformadores protestantes que defendieron la santidad de la Ley de Dios. Observa esta poderosa afirmación de John Wesley: “La ley ritual, o ceremonial, entregada por Moisés a los hijos de Israel, que contenía todos los mandatos y las ordenanzas relacionados con los antiguos sacrificios y el servicio del Templo, nuestro Señor verdaderamente vino a destruirla, disolverla y abolirla por completo. […] Pero la Ley Moral, contenida en los Diez Mandamientos e impuesta por los profetas, no la eliminó. (Upon Our Lord’s Sermon on the Mount, Discourse V, John Wesley’s Sermons: An Anthology [Nashville, TN: Abington Press, 1991], pp. 208, 209).

Compara Éxodo 34:5 al 7 con Romanos 7:11 y 12; Salmos 19:7 al 11; 89:14; y 119:142 y 172. ¿Qué nos dicen estos versículos sobre la relación entre la Ley de Dios y el carácter de Dios?

“Nadie podía dejar de ver que, si el Santuario terrenal era una figura o copia del celestial, la ley depositada en el arca en la Tierra era una transcripción exacta de la ley guardada en el Arca del Cielo; y que aceptar la verdad relativa al Santuario celestial involucraba reconocer las exigencias de la Ley de Dios y la obligación de guardar el sábado del cuarto Mandamiento. (Elena de White, El conflicto de los siglos, p. 488).

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Satanás sostenía que la familia humana debía quedar privada para siempre del favor de Dios. Insistía en que Dios no podía ser justo y, al mismo tiempo, mostrar misericordia al pecador. Pero, aunque pecador, el hombre estaba en una situación diferente de la de Satanás. Lucifer había pecado en el cielo en la luz de la gloria de Dios. A él como a ningún otro ser creado había sido dada una revelación del amor de Dios. Pero el hombre fue engañado; su mente fue entenebrecida por el sofisma de Satanás. No conocía la altura y la profundidad del amor de Dios. Para él había esperanza en el conocimiento del amor de Dios. Contemplando su carácter, podía ser atraído de vuelta a Dios.

Cuando se siente el Juez, se abran los libros y cada hombre sea juzgado de acuerdo con las cosas escritas en los libros, entonces las tablas de piedra, ocultas por Dios hasta aquel día, serán presentadas delante del mundo como la norma de justicia. Mediante los justos principios de aquella ley, los hombres recibirán su sentencia de vida o muerte (Mensajes selectos, t. 1, p. 264).

EL SÁBADO Y LA LEY

Lee Apocalipsis 14:6 y 7; 4:11; Génesis 2:1 al 3; y Éxodo 20:8 al 11. ¿Cuál es la relación entre la Creación, el sábado y la Ley de Dios?

Estamos aquí porque Jesús nos creó. Y él es digno de nuestra adoración no solo porque nos creó, sino también porque nos redimió. La Creación y la Redención son la esencia de toda verdadera adoración. Por lo tanto, el sábado es vital para entender el Plan de Salvación. El sábado habla del cuidado del Creador y del amor del Redentor.

El sábado es un símbolo eterno de nuestro descanso en él. Es una señal especial de lealtad al Creador (Eze. 20:12, 20). Es un símbolo de descanso, no de obras; de gracia, no de legalismo; de seguridad, no de condenación; de dependencia de Dios para la salvación, no de nosotros mismos.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Os amonesto: no coloquéis vuestra influencia contra los mandamientos de Dios. Esa ley es tal como Jehová la escribió en el templo del cielo. El hombre puede hollar su copia terrenal, pero el original se conserva en el arca de Dios en el cielo; y sobre la cubierta de esa arca, precisamente encima de esa ley está el propiciatorio.

Nada escrito sobre esas tablas podía ser raído. El precioso registro de la ley fue colocado en el arca del testamento y está todavía allí, oculto y a salvo, de la familia humana. Pero en el tiempo señalado por Dios, él sacará esas tablas de piedra para que sean un testimonio ante todo el mundo contra la desobediencia de sus mandamientos y contra el culto idolátrico de un día de reposo falsificado (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 1, p. 1123).

Israel, dijo: «Diles también mis sábados, que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico» (Ezequiel 20:12), es decir, que los hace santos. Entonces el sábado es una señal del poder de Cristo para santificarnos. (El Deseado de todas las gentes, pp. 255, 256).

LA MARCA DE LA BESTIA

Lee Apocalipsis 12:12 y 17; y 13:7. ¿Cómo revelan estos textos la ira de Satanás? ¿Por qué el diablo está tan enojado con el pueblo de Dios del tiempo del fin?

Apocalipsis 12 describe el conflicto cósmico entre Cristo y Satanás a lo largo de los siglos. Llega a su punto culminante con el ataque final de Satanás contra el pueblo de Dios. Apocalipsis 13 presenta a los dos aliados del dragón: la bestia que sube del mar y la bestia que sube de la tierra. Estos dos poderes se unen a él para hacer guerra contra el pueblo de Dios.

Lee Apocalipsis 13:4, 8, 12, 15; y 14:7, 9 al 11. (Ver también Apoc. 15:4; 16:2; 19:20; 20:4; 22:9). ¿Qué temática clave está presente en todos estos versículos?

Una comparación con Daniel 7 muestra que esta bestia que sube de la tierra es la misma que el cuerno pequeño que trata “de cambiar los tiempos y la ley” y ejerce autoridad durante 1.260 “días” proféticos; es decir, durante 1.260 años (Dan. 7:25; comparar con Apoc. 13:5; ver la lección 6).

Por esta razón, el Apocalipsis identifica al pueblo fiel a Dios como aquellos “que guardan los mandamientos de Dios” (Apoc. 12:17; 14:12). Esto incluye el sábado, no el domingo. Aquellos que rechazan el llamado final de los tres ángeles a adorar a Dios en su día santo (Isa. 58:13) y que adoran a la bestia en su falso día de reposo, el domingo, recibirán la marca de la bestia (ver lección 11).

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Por espacio de seis mil años esa inteligencia maestra, después de haber sido la más alta entre los ángeles de Dios, no ha servido más que para el engaño y la ruina. Y en el conflicto final se emplearán contra el pueblo de Dios todos los recursos de la habilidad y sutileza satánicas, y toda la crueldad desarrollada en esas luchas seculares. (El conflicto de los siglos, p. 13).

Si el sábado se hubiese observado universalmente, los pensamientos e inclinaciones de los hombres se habrían dirigido hacia el Creador como objeto de reverencia y adoración, y nunca habría habido un idólatra, un ateo, o un incrédulo. La observancia del sábado es señal de lealtad al verdadero Dios, «que hizo el cielo y la tierra, y el mar y las fuentes de agua». (El conflicto de los siglos, p. 433).

EL MENSAJE DE LOS TRES ÁNGELES

En Apocalipsis 14:7, el primer ángel clama a gran voz: “‘¡Teman a Dios y denle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio! Y adoren al que hizo el Cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas’”. El llamado celestial es que rindamos nuestra suprema lealtad y sincera adoración al Creador a la luz del juicio inminente.

El segundo ángel declara: “‘¡Ha caído, ha caído la gran Babilonia!, la que ha dado a beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación’” (Apoc. 14:8). Babilonia representa un sistema religioso apóstata caído que ha rechazado el mensaje del primer ángel en favor de un falso sistema de adoración.

Lee Apocalipsis 14:12. ¿Cuáles son las dos características que identifican a los que se niegan a adorar a la bestia? ¿Por qué ambas son de vital importancia?

Dios tendrá un pueblo en el tiempo del fin que le será leal frente a la mayor oposición y la más feroz persecución en la historia del mundo. Mediante el don de la justicia de Cristo, llevará una vida llena de gracia y obediencia. La adoración al Creador está en abierta oposición a la adoración a la bestia y se expresa en el cumplimiento de los mandamientos de Dios.

Estos consagrados seguidores del Salvador no solo tendrán fe “en” Jesús, sino también tendrán la fe “de” Jesús. La fe de Jesús es una fe tan profunda, tan confiada, tan comprometida, que todos los demonios del infierno y todas las pruebas de la Tierra no pueden sacudirla.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Se ve a ese [tercer] ángel que vuela por en medio del cielo «diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero… Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús».

El centro de nuestro mensaje no es solo los mandamientos de Dios, sino también la fe de Jesús. Una brillante luz resplandece sobre nuestra senda hoy día, y nos induce a aumentar nuestra fe en Jesús. Debemos recibir todo rayo de luz, y andar en él (Obreros evangélicos, pp. 169, 170).

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