LA GUERRA DETRÁS DE TODAS LAS GUERRAS

 

ESCUELA SABÁTICA

LA GUERRA DETRÁS DE TODAS LAS GUERRAS

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Apocalipsis 12:7–9; Ezequiel 28:12–15; Isaías 14:12–14; Génesis 3:15; Juan 17:24–26.

PARA MEMORIZAR:

 “Hubo una gran batalla en el cielo. Miguel y sus ángeles combatieron contra el dragón, y el dragón y sus ángeles combatieron; pero estos no prevalecieron, ni se halló más lugar para ellos en el cielo” (Apoc. 12:7, 8).

Dios es un Dios de amor increíble. Su naturaleza misma es amor (1 Juan 4:7, 8). Todos sus actos son amorosos (Jer. 31:3). El amor nunca puede ser forzado, coaccionado ni legislado. Elena de White lo expresa muy bien, al escribir: “El amor se despierta únicamente por el amor” (El Deseado de todas las gentes, p. 22).

El propósito de Dios es demostrar ante todo el universo que siempre ha actuado teniendo en cuenta el bienestar de sus criaturas.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

La seriedad del conflicto por el que Cristo pasó fue proporcional a la dimensión de los intereses involucrados en su éxito o fracaso…Satanás buscaba vencer a Cristo, a fin de que él pudiera continuar reinando en este mundo como el gobernante supremo… El Padre, el Hijo y Lucifer han dejado aclarada su auténtica relación mutua. Dios ha dado evidencias indiscutibles de su justicia y su amor (Reflejemos a Jesús, 13 de febrero, p. 50).

Jesús vive para interceder por nosotros. Mientras las tinieblas se cierran sobre el mundo, nuestra vida está segura únicamente cuando se oculta con Cristo en Dios. ¡Precioso Salvador! Solamente en él deben concentrarse nuestras esperanzas de vida eterna…La fe ha de atravesar la nube más oscura (That I May Know Him, p.284, parcialmente en A fin de conocerle, 5 de octubre, p. 282).

GUERRA EN EL CIELO

Lee Apocalipsis 12:7 al 9. ¿Qué revela este pasaje sobre la libertad que existía en el Cielo y el origen del mal? Cuando Lucifer se rebeló, ¿de qué manera podría haber respondido Dios?

Estos versículos describen un conflicto cósmico entre el bien y el mal. Satanás y sus ángeles lucharon contra Cristo y, finalmente, fueron expulsados del Cielo. Parece muy extraño que estallara una guerra en un lugar tan perfecto como el Cielo.

Dios no creó un diablo; creó a un ser de brillo deslumbrante llamado Lucifer. Este ser angelical fue creado perfecto. Su perfección incluía la libertad de elegir, un principio fundamental del gobierno de Dios, que funciona por amor, no por coerción. Lucifer, un ser creado, deseaba la adoración que únicamente pertenecía al Creador. Intentó usurpar el Trono de Dios poniendo en duda su autoridad. Su rebelión condujo a una guerra abierta en el Cielo.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

En el cielo, antes de su rebelión, Lucifer era un ángel honrado y excelso, cuyo honor seguía al del amado Hijo de Dios. Lucifer estaba envidioso y tenía celos de Jesucristo. No obstante, cuando todos los ángeles se inclinaron ante él para reconocer su supremacía, gran autoridad y derecho de gobernar, se inclinó con ellos, pero su corazón estaba lleno de envidia y odio.

Satanás es un engañador. Cuando él pecó en el cielo, aun los ángeles leales no discernieron plenamente su carácter. Esta es la razón por la cual Dios no destruyó en el acto a Satanás. Si lo hubiese hecho, los santos ángeles no hubieran percibido la justicia y el amor de Dios. (Palabras de vida del gran Maestro, p. 51).

LUCIFER ENGAÑA, CRISTO PREVALECE

Lucifer, este ángel perfecto, permitiera que el orgullo y los celos echaran raíces en su corazón y se convirtieran en rebelión contra su Creador. El orgullo de Satanás maduró en abierta rebelión. Acusó a Dios de ser injusto y tendencioso. Contagió a los ángeles con sus dudas y acusaciones.

Lee Apocalipsis 12:4. ¿Qué revela este pasaje sobre la capacidad de Satanás para engañar? ¿Cuántos ángeles cayeron por sus mentiras acerca de Dios?

Cuando estalló la guerra en el Cielo, los ángeles tuvieron que decidir: ¿seguirían a Jesús o a Lucifer? ¿Cuál fue la naturaleza de esta guerra en el Cielo? ¿Fue una guerra física, una guerra de ideas o ambas? No conocemos los detalles, pero el conflicto fue lo suficientemente físico como para que Satanás y sus ángeles fueran finalmente “arrojados”, y no “se halló más lugar para ellos en el Cielo” (Apoc. 12:8, 9). Esta guerra incluye, obviamente, algún tipo de elemento físico.

Lee Génesis 2:15 al 17; Éxodo 32:26; Josué 24:15; 1 Reyes 18:20 y 21; y Apocalipsis 22:17. ¿Qué principio fundamental del Gran Conflicto nos enseñan estos versículos?

Cuando Dios creó a la humanidad, incluyó en lo más profundo de nuestro cerebro la capacidad de pensar, razonar y elegir. La esencia de nuestra humanidad es la capacidad de tomar decisiones morales. No somos meros robots. Desde la rebelión de Lucifer en el Cielo, Dios ha llamado a su pueblo a responder a su amor y a ser obediente a sus mandamientos mediante la decisión de servirlo.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Cuando nuestros primeros padres fueron colocados en el bello jardín del Edén, fueron probados en su lealtad a Dios. Estaban en libertad de elegir servir a Dios, o por la desobediencia aliarse con el enemigo de Dios y del hombre. la transgresión de la inmutable y santa ley de Dios, y abría las compuertas de la muerte y de indecibles penalidades para nuestro mundo… No estimemos al pecado como algo trivial (Tha I May Know Him, p. 14; parcialmente en A fin de conocerle, 8 de enero, p.16).

El sagaz engañador ha demostrado ser acusador, mentiroso, atormentador y asesino; pero no importa qué cosa induzca a otros a decir de Ud., el Señor puede decirle como dijo a Pedro: «Apártate de mí, Satanás». Puede decirle: «No debes colocarte entre mí y el alma por la cual morí como rescate». (Alza tus ojos, 28 de enero, p. 40).

EL PLANETA TIERRA SE VE AFECTADO

Cuando Dios creó la Tierra, la creó perfecta. La Biblia dice que “contempló todo lo que había hecho, y vio que era bueno en gran manera” (Gén. 1:31). No había mancha de pecado ni de maldad en ninguna parte. Pero les dio a Adán y a Eva la misma libertad de elección que le había dado a Lucifer. Él no quería robots en la Tierra, así como tampoco quería robots en el Cielo.

Satanás observó desde el árbol cuando Eva se distrajo por allí, y le dijo: “No morirán; sino que Dios sabe que el día que ustedes coman de él se les abrirán los ojos, y serán como Dios, conocedores del bien y del mal” (Gén. 3:4, 5). Si ustedes comen de este árbol, entrarán en una nueva esfera de existencia. Tendrán emoción. Tendrán una sensación que nunca antes habían sentido. Eva, Dios te está ocultando algo. Toma, toma del fruto prohibido y cómetelo.

Lee Génesis 3:1 al 3 junto con Romanos 3:23 y 5:12. ¿Qué tienen en común estos pasajes? Describe las consecuencias finales del pecado que asolan a toda la raza humana.

En esencia, el pecado es rebelión contra Dios. Conduce a la separación de Dios. Puesto que Dios es la fuente de la vida, la separación de Dios conduce a la muerte. También conduce a la preocupación, la ansiedad, la enfermedad y las dolencias. En última instancia, el sufrimiento en nuestro mundo es el resultado de vivir en un planeta devastado por el pecado.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Dios quería que Adán y Eva no conocieran el mal. El conocimiento del mal del pecado y sus resultados, del trabajo cansador, de la preocupación ansiosa, del descorazonamiento y la pena, del dolor y la muerte-, les fue evitado por amor (La educación, p. 23).

En el plan de redención debe haber derramamiento de sangre, porque la muerte debe venir como consecuencia del pecado del hombre. Los animales para las ofrendas de sacrificio debían prefigurar a Crista En la víctima inmolada, el hombre debía ver el cumplimiento temporal de la palabra de Dios: «Ciertamente morirás». pero el derramamiento de la sangre de las victimas debía apuntar hacia un Redentor que un día vendría al mundo y moriría por los pecados de los hombres. Así, Cristo vindicar plenamente la ley de su Padre (Confrontation, pp. 18, 22).

El gran Capitán de nuestra salvación ha vencido en nuestro favor, para que a través de él podamos ser vencedores, si así lo queremos. Pero Cristo no salva a nadie en contra de su decisión; no obliga a nadie a obedecer. Hizo el sacrificio infinito para que podamos vencer en su nombre y para que su justicia nos sea imputada (Testimonios para la iglesia, t. 3, pp. 501, 502).

EL AMOR ENCUENTRA UNA MANERA

Dios les hizo la promesa que se registra en Génesis 3:15. Mirando directamente a Satanás, la serpiente, dijo: “Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y el Descendiente de ella. Tú le herirás el talón, pero él te aplastará la cabeza”. Es probable que en aquel momento no hayan comprendido plenamente todo lo que esto significaba, pero les quedó claro que podían volver a tener esperanza.

“El Descendiente de ella”, por supuesto, es Jesucristo (Gál. 3:16). En la Cruz, Satanás le hirió el talón. Pero la victoria de Jesús es nuestra garantía de que un día la cabeza de la serpiente será aplastada, y la puerta del sufrimiento y la muerte que Adán y Eva abrieron se cerrará en su momento.

Lee Hebreos 2:9; Gálatas 3:13; y 2 Corintios 5:21. ¿Qué nos dicen estos versículos sobre la inmensidad del sacrificio de Cristo en la Cruz?

Con cada gota de sangre que Jesús derramó en el Calvario, Dios te dice: Te amo. No quiero estar en el Cielo sin ti. Sí, tú has pecado; te has vendido en manos del Enemigo; sí, por ti mismo no eres digno de la vida eterna. Pero yo he pagado el rescate para recuperarte. Nunca más tendrás que dudar si eres amado cuando mires la Cruz.

Pensemos en esto: Jesús, aquel que creó el cosmos (ver Juan 1:3), bajó del Cielo, y no solo vino a este mundo caído, sino además sufrió en él de un modo que ninguno de nosotros podrá experimentar jamás (ver Isa. 53:1-5).

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Pero el que iba a sufrir la muerte a manos de hombres impíos, se levantaría de nuevo como un vencedor del pecado y del sepulcro. Bajo la inspiración del Todopoderoso, el dulce cantor de Israel había dado testimonio de las glorias de la mañana de la resurrección. “También mi carne-proclamó alegremente reposará segura. Porque no dejarás mi alma en el sepulcro; ni permitirás que tu santo vea corrupción». Salmo 16:9,10.

El Mesías iba a dar su vida como “expiación por el pecado”. Mirando hacia adelante a través de los siglos las escenas de la expiación del Salvador, el profeta Isaías había testificado que el Cordero de Dios “derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los perversos, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores”. Isaías 53:7,10, 12 (Los hechos de los apóstoles, pp.183,184).

Cristo soportó todos esos sufrimientos para obtener el derecho de conferir justicia eterna a todos los que creyeran en él. ¡Oh, cuando pienso en esto, llego a la conclusión de que jamás debería brotar de tes labios la menor queja! (Cada día con Dios, 26 de julio, p. 214).

NUESTRO SUMO SACERDOTE

Nuestro Señor resucitado es nuestro gran Sumo Sacerdote, que nos brinda todo lo que necesitamos para salvarnos y vivir en el Reino de Dios para siempre.

Lee Hebreos 4:15 y 16; y 7:25. ¿En qué medida estos versículos nos dan seguridad en un mundo de tentaciones, sufrimiento, enfermedad y muerte?

El texto dice que él “fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (Heb. 4:15). Y añade: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Heb. 4:16). En Cristo, nuestra culpa desaparece, y mediante su poderosa intercesión se rompe el yugo del pecado en nuestra vida. Las cadenas que nos atan se desatan y somos libres.

Lee Juan 17:24 al 26. ¿Cuál es el mayor anhelo de Cristo en el gran conflicto entre el bien y el mal?

“Consumado ya el gran sacrificio, Cristo subió al Cielo y rehusó la adoración de los ángeles hasta que no hubiese presentado la petición: ‘Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo’ (Juan 17:24). Entonces, con amor y poder indecibles, el Padre respondió desde su trono: ‘Adórenlo todos los ángeles de Dios’ (Heb. 1:6).

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Cuando las tentaciones os asalten, cuando los cuidados, las perplejidades y las tinieblas parezcan envolver vuestra alma, mirad hacia el punto en que visteis la luz por última vez. Descansad en el amor de Cristo y bajo su cuidado protector Al entrar en comunión con el Salvador entramos en la región de la paz (El ministerio de curación, pp. 192, 193).

Él intercede por vosotros. Es el gran Sumo Sacerdote que aboga en vuestro favor; y podéis presentar vuestro caso al Padre por medio de Jesucristo. “Hijitos míos, estas cosas os escribo, para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogad tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo». 1 Juan 2:1…

A ellos dice: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”. “Nadie conoce… al Padre… sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar”. Ningún sacerdote, ningún religioso por estricto que sea puede revelar al Padre a cualquier hijo o hija de Adán. Solo podemos señalar al Calvario, al Cordero muerto desde la fundación del mundo. Es un sacrificio infinito. ¿Podemos comprender y medir lo infinito? (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 7, p. 926).

 

Entradas populares